Tus brazadas en el agua
Sonando a sangre cansada
Mis ruegos en silencio, que
No suenan, pero atacan
Y tu sueño imperturbable
Que me suena a ti, callada.
Qué ganas me han invadido
De bajar a rasgar las cartas
Con un sonido quebrado
De ojos y oídos templados
Y de escribirlas de nuevo,
Con manos actualizadas,
Para que en silencio observes
Que, enmudecido, te abrazo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario